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Publicado el 29 de agosto de 2025 a las 15:01

El lanzamiento de Por San Juan en Rivadavia, en plena zona de Desamparados, apareció casi sin anuncio previo, pero con caras que muestran mas alivio. El dato que saltó a la vista fue la ausencia de Marcelo Orrego, que recién este fin de semana regresa de Australia, dejando a Fabián Martín como figura central del encuentro. La organización llevó la marca registrada de Sergio Miodowsky, socio político de Martín y principal operador en ese territorio, lo que confirma que el armado local tiene dueño.
A diferencia de lo que vimos en el PJ, acá el clima fue otro. Se notaba un aire más relajado, aunque con gestos que dejaban entrever cierta tensión. Martín apareció colorado, transpirado, con una sonrisa que parecía más forzada que genuina, mientras que al bloquista Federico Rizo, candidato pero algo descolgado, quedó fuera del abrazo grupal, con gesto incómodo, como si recordara que no estaba en su propio partido. Pero al que dejaron totalmente excluido fue a Luis Rueda, le hicieron saber que esto no era el peronismo.
Sergio Miodowsky, en cambio, tenía la cara de quien sabe que juega de local; Carlos Jaime se mostró firme en la primera línea; y Rita Lescano, con autoridad, manejaba los tiempos y las miradas de la escena. Hasta el concejal Cristian Morales se acomodó en la foto, sumando volumen rivadaviense al grupo, fue un acto para Rivadavia. En definitiva, la primera línea fue enteramente del Team Martín; los demás, meros invitados como el bloquismo.
Lo que más llamó la atención fue el discurso. Fabián Martín habló con un tono encendido, frontal, casi desafiante. Sorprendió porque no solo se mostró más combativo que en otras ocasiones, sino porque adoptó un relato con tintes netamente peronistas. Hubo referencias directas a la crisis nacional y a la gestión de Milei, con un nivel de confrontación inusual para el espacio. El vicegobernador en parte “peronizó el mensaje”. La diferencia marcada con el estilo más moderado de Orrego maneja y estamos acostumbrados a ver que fue notoria.
La lectura política parece clara: Martín quiso marcar territorio en Rivadavia, dejando sentado que ahí el orden lo impone él y no otro, pero también aprovechó para lanzar un discurso pensado en incomodar al PJ y, al mismo tiempo, seducir a los peronistas desencantados. La jugada muestra que el intendente no solo piensa en su armado local, sino que busca instalarse como figura con peso propio dentro del espacio.
El acto, aunque breve y sin pompa, dejó señales fuertes: la foto mostró quién conduce y quién acompaña, mientras que el discurso dejó en evidencia que Martín está dispuesto a correrse del libreto de Orrego para plantarse con un estilo más aguerrido. En política, ya lo sabemos, las caripelas hablan. Y en Rivadavia dijeron bastante más que en el PJ